SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
Escucha ponlo en tu corazón, hijo mío el menor, que no es nada lo que te espantó, lo que te afligió que no se perturbe tu rostro, tu corazón, no temas esta enfermedad, ni ninguna otra enfermedad, ni cosa punzante y aflictiva, ¿No estoy yo aquí, que tengo el honor y la dicha de ser tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo?, ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?, ¿acaso tienes necesidad de alguna otra cosa? (NM 117-119)